Nuestra recomendación en Hoy por Hoy Cuenca, de Ser Cuenca

Bernardo Atxaga.
Foto tomada de https://www.atxaga.eus/
Hoy en nuestra recomendación en la radio (Ser Cuenca) hablamos de Bernardo Atxaga, el autor al que se acaba de conceder el premio Nacional de las Letras por "su contribución a la modernización y proyección internacional de las lenguas vasca y castellana".
Es un premio muy merecido, porque Atxaga está considerado un referente de la expresividad y la solidez del euskera y también uno de los creadores de mayor hondura y originalidad en el panorama literario hispánico actual.
Es el escritor en lengua vasca más traducido y premiado de todos los tiempos. El elenco de premios obtenidos incluye, entre otros, el Premio Euskadi, el Premio Nacional de Narrativa, el Premio Cesare Pavese de Poesía (2003), o el Premio de la Crítica Española.
BIOGRAFÍA
Bernardo Atxaga no es su verdadero nombre, es seudónimo de Joseba Irazu Garmendia. Lo empezó a utilizar para burlar la censura franquista.
Nació en Asteasu, Gipuzkoa, 1951.
En 1972, ve la luz su primer texto en euskerra una pieza teatral de claro corte experimental. Ese mismo año publicó sus primeros poemas en euskera en una pequeña antología. Desde sus inicios busca tener un lenguaje y estilos propios, una voz literaria personal.
Tras finalizar la carrera y el servicio militar obligatorio, Atxaga comienza a trabajar en un Banco de San Sebastián y crea, junto al escritor Koldo Izagirre, la revista Ustela (1975), de claro corte vanguardista.

A finales de los 70, de regreso a Bilbao, va alternando diferentes trabajos como el de profesor de euskera, vendedor en una librería, trabajador de una imprenta.
Son años difíciles en lo económico muy fructíferos en lo literario: colaboró en propuestas dramáticas renovadoras en grupos de teatro, y con la revista literaria Pott, y en 1976 publica su primera novela De la ciudad. También publicó su poemario Etiopía, que marcó el canon de la literatura contemporánea vasca.

A comienzos de los años 1980, Atxaga optó por dedicarse profesionalmente a la literatura.
En esta época inventa su geografía imaginaria de Obaba, que marca un hito en la evolución literaria del autor. Es una mezcla de recuerdos e historias fantásticas que le contaban en su infancia y que ha sido escenario de algunas de sus narraciones más conocidas: en especial, Obabakoak (1988), traducida en la actualidad a 26 idiomas y que mereció el aplauso unánime de la crítica nacional e internacional. Montxo Armendáriz llevó algunos de estos relatos al cine en su película Obaba.

En los años 90 Atxaga fue abandonando la literatura de fantasía para escribir en un estilo más realista y reflejar, la conflictiva realidad política vasca en novelas como El hombre solo (1993); Esos cielos (1995) y El hijo del acordeonista (2003). En todos ellos muestra su rechazo a la violencia y su apuesta por el diálogo.

Este mismo objetivo buscó con una de sus novelas juveniles Memorias de una vaca (1991). Bernardo Atxaga ha escrito más de 20 libros de Literatura Infantil y Juvenil, entre ellos la serie de Bámbulo, titulada “Las bambulísticas historias de Bambulo”

En sus últimas novelas ha abandonado el tema vasco y escribe sobre otros asuntos:
Lugares 2005 es libro a caballo entre la ficción y otros géneros como la crónica de viajes o el ensayo, en el que recoje sus viajes, atendiendo a lLamadas de editores, y lectores, de todo el mundo.
Después publicó Siete casas en Francia (2009), Días de Nevada (2013) que recoge sus experiencias como escritor invitado en una Universidad de EEUU entre 2007 y 2008.

Acaba de publicar una novela en euskera Etxeak eta Hilobiak (Casas y tumbas) que se publicará en castellano en 2020. Atxaga ha dicho que será la última novela que escriba, que necesita un descanso de la novela, y que quiere “pensar” y ordenar un montón de notas que ha ido tomando al margen de sus poesías y relatos todos estos años.


Hoy recomendamos El hijo del acordeonista, una novela, que recibió en su día excelentes críticas. 

La trama comienza en 1957, en la escuela de Obaba, donde van a clase dos amigos, Joseba y David, el hijo del acordeonista.
Hay un salto temporal de más de 40 años, hasta el año 1999. David ha muerto y Joseba está ante su tumba en compañía de Mary Ann, su mujer, en un cementerio de  California. David ha dejado escrita la historia de su vida, y su amigo Joseba es quien tiene el encargo de llevarlo a la biblioteca de su pueblo natal, Obaba.

David está obsesionado por la idea de que su mundo originario, el de su infancia sus costumbres… está desapareciendo. Escribir es dejar testimonio de ese mundo. 
Cuenta su vida desde la infancia en pleno régimen franquista hasta el tiempo actual en su rancho californiano. Recoge momentos como los primeros estudios, su relación su padre; la tímida colaboración con los primeros grupos armados independentistas y el exilio en EEUU. También está preocupado porque desaparezca la lengua vasca, algo que según Atxaga (la desaparición de una lengua) es un drama.

Uno de los aspectos más interesantes de la novela es que tenemos dos perspectivas de la misma historia: cuando muere David, Joseba además de llevar el manuscrito a Obaba, con el permiso de la viuda, decide terminar la obra de David y publicarla. Así que va completando el relato de su amigo y por lo tanto le añade su punto de vista.

Además la novela no tiene una única línea temporal ni un solo tema.
Se desarrolla en tres épocas: los años treinta, los años sesenta y setenta y el final del siglo XX. Además de tener saltos temporales, va intercalando otras historias, una serie de relatos breves. Además en El hijo del acordeonista se habla de la memoria, de nostalgia, de amistad, también la tristeza del que deja su tierra sabiendo que no volverá.

Atxaga ha vuelto a recrear el mundo de su adolescencia, esta vez con una visión muy personal, de un mundo casi desaparecido. Como dijo él mismo: 
"El hijo del acordeonista es un punto final. Ahora, que se apagan las luces y calla la música (…) Tengo la impresión de que Obaba, ese mundo que estaba dentro de otro mundo, que comienza con los personajes de Obabakoak, se ha acabado, ya no existe".

De esta novela se hizo una versión teatral en 2013 y se ha llevado al cine, estrenada este mismo año, dirigida por Fernando Benués y una película que se ha estrenado en este mismo año 2019.

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