La joven escritora conquense Julia de la Fuente acaba de publicar su cuarta novela, "Espinas en la nieve", y la presenta en el canal de Youtube de la Biblioteca Municipal del Centro Aguirre, así de bien.




Red de Bibliotecas Municipales de Cuenca: Centro Cultural Aguirre, BM Villa-Román y BM Fuente del Oro
La joven escritora conquense Julia de la Fuente acaba de publicar su cuarta novela, "Espinas en la nieve", y la presenta en el canal de Youtube de la Biblioteca Municipal del Centro Aguirre, así de bien.
Según resolución de 20/02/2021 de la Consejería de Sanidad, en la ciudad de Cuenca se adoptan medidas de Nivel II, lo que implica que las Bibliotecas limitan su aforo al 50%.
Estas son las normas de la Red de Bibliotecas Municipales de Cuenca ateniéndonos a dicha resolución
Según informa la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, desde el día 12 de febrero se permite la apertura de bibliotecas con un 30% del aforo. Estas son las normas y servicios que ofrece la Red de Bibliotecas Municipales de Cuenca
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100 libros para conocer Cuenca
Francisco Piñas Amor
Cuenca, 1995. Diputación Provincial/Ayuntamiento de Cuenca, 589 pp.
Un trabajo científico y divulgativo de considerable importancia. Con la escrupulosidad y detallismo del amanuense más estricto, el autor camina milímetro a milímetro por el ámbito geográfico inmediato a la ciudad de Cuenca (más aún: la ribera izquierda del Júcar) para describir la estructura física, los animales y las plantas, dibujándolos con una pasmosa habilidad y aportando la descripción científica de cada uno de ellos.
Para llevar a cabo este ingente trabajo, el autor estuvo comprobando en el propio lugar, entre 1976 y 1987, la realidad de estos seres vivos a lo largo de la estrecha franja de terreno que discurre entre la pared rocosa y el río mediante la exploración directa, siguiendo el recorrido metro a metro y deteniéndose en cada uno de ellos, para volver una y otra vez en busca del detalle definitivo para establecer las circunstancias de estas plantas que, “tan metidas en la carne de Cuenca, es una vegetación autóctona de por milenios y está puesta, precisamente, a mano de los que en esa ciudad se detengan”.
Francisco Piñas (Elda, Alicante, 1925 – Cuenca ) llegó a la ciudad por motivos profesionales y en ella se afincó de manera definitiva. Su interés natural por la geografía y la biología le llevó a inspeccionar detalladamente el espacio natural inmediato, con observaciones que fue desgranando en varios artículos difundidos en la prensa local y que finalmente desembocaron en este excepcional volumen. La naturaleza, en general, y la botánica, en particular (con especialísima dedicación al mundo de las mariposas) han sido el eje conductor inspirador de sus trabajos, con una base primordial en el de campo, mediante la directa recogida de materiales, pero completándolo con la sabiduría aprendida mediante consulta en los libros especializados. Surge así un ingente acopio de documentación personal que se completa con sus propios dibujos, de una precisión admirable y que, en este libro, sustituyen con ventaja a las fotografías, adecuado recurso habitual en este tipo de volúmenes.
Surge así un extraordinario volumen, que el autor quiso estuviera dotado de dos virtudes bibliográficas: ser manejable e inteligible, es decir, fácil de usar y de comprender, y para lograrlo aportó poco texto y abundancia de dibujos. Probablemente esos dos objetivos no se han conseguido: el grueso tamaño del libro (589 páginas) y la complejidad de las descripciones científicas, mediante fichas, no son dos mecanismos asequibles a todo el mundo. De esa manera, este recorrido por el tramo inicial de la Hoz del Júcar no resulta un volumen manejero, que uno podría llevarse a una excursión por el paraje; sí es, desde luego, un libro de consulta, de los que permanecen en los anaqueles de las bibliotecas para atender en cualquier momento a un interés concreto por parte de quien desee usarlo. Y, desde esa perspectiva, resulta un texto fundamental, un compendio de riquísimo contenido científico, visual y descriptivo, con el añadido latente de la propia emoción que aporta el autor, quien con frecuencia rompe su aparente deseo de neutralidad narrativa para dejar aflorar los sentimientos que le producen tanta belleza vital concentrada en esos pocos kilómetros.
No son abundantes, sino al contrario, los trabajos de contenido científico o de difusión ecológica referidos a la provincia de Cuenca y ello a pesar de que la propia naturaleza circundante ofrece infinidad de ocasiones para que tales trabajos pudieran ver la luz. Por ello el libro de Francisco Piñas, aparte su enorme valor intrínseco, aparece dotado de evidentes condiciones de excepcionalidad, alcanzando la dimensión de ser uno de los volúmenes más valiosos de cuantos forman la intangible Biblioteca de Cuenca, en la que bien puede ocupar un lugar destacado, siempre dispuesto a dar respuesta a las variadas preguntas que en todo tiempo suscita la contemplación del ambiente natural que nos rodea y que el autor desmenuzó metro a metro, para sorpresa admirada de quienes contemplamos su obra impresa.
100 libros para conocer Cuenca
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Cuenca, 1927. Imprenta del Seminario Conciliar, dos volúmenes. I) CXLI+390 pp., II) 415 pp. Biblioteca Diocesana Conquense, núm. 1 y 2. Edición de 400 ejemplares numerados.
Dos mentes privilegiadas, separadas por más de medio siglo, confluyeron para dar forma a una de las más destacadas aportaciones que la inteligencia humana ha hecho para el conocimiento del ser y el estar de la tierra de Cuenca. A Fermín Caballero corresponde el impagable mérito de haber localizado y puesto a la luz los manuscritos correspondientes al interrogatorio que por orden de Felipe II se envió a todos los pueblos de la corona de Castilla y que estaban conservados, si bien de manera incompleta, en el monasterio de El Escorial. El descubrimiento público de ese hallazgo lo hizo el ilustre barajeño en su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, en 1866, corporación que de inmediato anunció el propósito de proceder a la edición de tan valiosos originales, bonísima intención incumplida, pues apenas si unos pocos papeles consiguieron ver la luz en aquel tiempo.
Fue preciso esperar a que avanzara el siglo XX para que otro benemérito hijo de Cuenca, el padre Julián Zarco Cuevas, acometiera la empresa de transcribir los documentos correspondientes al obispado y llevarlos a la imprenta, que fue precisamente la que entonces tenía el Seminario de San Julián. Era el año 1927 y de esta forma, dando ese salto temporal, la obra iniciada por Caballero podía al fin ver la luz y empezar a servir para algo útil. Pocas cosas lo son tan valiosas e importantes como el propio conocimiento y eso, que es una afirmación general, tiene aplicación muy concreta y directa en el caso de Cuenca, donde la insuficiente falta de estudios publicados se une a un generalizado desinterés popular por lo que verdaderamente importa conocer, más allá de la Semana Santa o las fiestas tradicionales de cada lugar. Dejando aparte esta siempre oportuna observación tangencial, volvamos a la esencia y fundamento del libro que nos ocupa.
El trabajo realizado por el padre Zarco (Cuenca, 1877 / Paracuellos del Jarama, 1936) fue realmente minucioso y con unas aportaciones propias de enorme valor. Lo tiene el capítulo introductorio en el que explica con todo detalle la génesis, desarrollo y aplicación del objetivo que animaba al rey Felipe II a saber todo lo que entonces le parecía de interés para un mejor conocimiento de la monarquía que estaba gestionando, y que ya de entrada nos permite hacer algunas curiosas observaciones, como la de comprobar que al rector de la monarquía no le preocupaba nada lo que tuviera que ver con la educación (de la que apenas si se ofrecen algunos datos tangenciales) o con el arte y el patrimonio, de los que no hay prácticamente ninguna noticia. A continuación, Julián Zarco desmenuza el contenido de las Relaciones, agrupando los temas, para ofrecer valiosas observaciones sobre cómo era la vida en la provincia de Cuenca a finales del siglo XVI, a través del funcionamiento de la Hacienda pública, los tributos y la recaudación, la influencia del comercio exterior y la industria, la problemática del sector agrícola, la decadencia de la ganadería, la despoblación (sí: ya entonces era un problema el estancamiento poblacional en la España interior), la emigración a las Indias, el sector laboral, con especial dedicación a cuanto tenía que ver con los pobres y holgazanes, la vida urbana, los juegos, fiestas y costumbres y, en fin, cien detalles más que nos ayudan, gracias al cuidadoso relato de Zarco, a tener una amplísima visión de conjunto sobre cómo era y qué pasaba en la provincia de Cuenca en esa época.
Todo ello es, naturalmente, el complemento de lo que, al fin y al cabo, constituye el auténtico meollo del libro, los textos que recogen las respuestas dadas por los pueblos al interrogatorio real y que sin en algunos casos tiene muy poco contenido, como hechas a desgana, en otros ofrecen una abundantísima información que aún sigue siendo valiosa en nuestro tiempo. Lo único lamentable es que no todos los pueblos cumplieran el mandato real aunque, como esto parece imposible en un régimen marcado por la autoridad omnímoda de Felipe II quizá lo más acertado sea suponer que, sencillamente, los expedientes se perdieron en algún trajín del correo o, quizá, están todavía perdidos en el recoveco de algún archivo.
De este valioso trabajo hay una edición moderna, a cargo de Dimas Pérez Ramírez, publicada por la Diputación Provincial en 1983.