Historias terroríficas en la biblioteca.

Dijo Lovecraft que la emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido. Ha sido este terror a lo desconocido lo que creó las primeras historias de miedo, aquellas en las que se explicaban los hechos naturales a través de historias fantásticas que, además, proporcionaban un código de comportamiento. Así, los cuentos y las leyendas hablarían de los monstruos que acechan a quien se adentra a solas en el bosque, de los duendes que hacen enfermar el ganado, de los lobos que atacan a las niñas que se separan de su camino, de la procesión de los muertos, las brujas, los trasgos…
Pero la llegada del racionalismo expulsa a estos seres del pensamiento colectivo y reduce estas leyendas a meros cuentos infantiles. Ya no sirven para explicar fenómenos naturales y el avance de las ciencias no permite que su existencia sea posible en otro mundo que no sea el de la imaginación.
En este vacío que queda cuando las viejas leyendas quedan anticuadas es cuando nace lo que se conoce como literatura de terror. Si el mundo ya no acoge monstruos, si no es posible la existencia de seres carnales capaces de infundir miedo, los autores crearán historias en las que el terror sea causado por un fantasma, un ser espiritual para el que la ciencia no puede dar explicación. Y como los románticos del XIX vuelven su mirada hacia el pasado, los espectros de sus obras arrastrarán las cadenas por viejos castillos, antiguas mansiones o viejas abadías de las que solo quedan ruinas. Este será el origen de la novela gótica, en las que no faltan personajes como el villano, la inocente doncella o el valeroso héroe, así como escenarios oscuros, puertas chirriantes…
Pero, poco a poco, el género se va desgastando y, a fuerza de ser conocidos, los fantasmas del Don Juan, que vuelven de entre los muertos para castigar al pecador, los amantes castigados a penar por el monte de las ánimas, o incluso el viejo castillo del conde Drácula, van dejando de asustar.
No obstante, algunas de las mejores historias de terror escritas en el siglo XIX van más allá del terror gótico y tratan temas que nacen de los avances que la sociedad experimenta en todos los campos.
En Frankenstein, por ejemplo, el personaje de terror no es el muerto como fantasma, sino un muerto (en realidad, varios) recuperado por la medicina de un mundo científico que pretende controlar todas las leyes de la naturaleza, también las de la vida y la muerte; en El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde vuelve a ser un científico quien desata el mal mediante un brebaje que hace aparecer el lado más perverso de su personalidad; y Poe sitúa algunas de sus obras, como El manuscrito hallado en una botella, en barcos que participan en las exploraciones de los mares del sur y los casquetes polares.
Con Edgar Allan Poe se llegan a las más altas cotas de la literatura de terror en el siglo XIX. En su obra están presentes la vieja mansión (La caída de la casa Usher), el castigo (El gato negro, El corazón delator), el pasado (El pozo y el péndulo) y la muerte (El cuervo), pero no aparecen los fantasmas de la novela gótica para castigar el pecado, sino que será un animal común o la misma víscera sangrienta quienes llevarán al protagonista a su final.
Pese a la calidad de estas obras, el lector de finales del siglo XIX y principios del XX comenzaba a perder el miedo a los temas que se le planteaban. Hacía falta una renovación del género, que vendría de la mano del llamado terror materialista, del que fueron precursores Machen y Blackwood, y cuya cima alcanzarían Lovecraft y su círculo de colaboradores.
Así queda desterrado el fantasma del castillo y las almas atormentadas que salen cuando llega la noche. Ya no causaban miedo, ya que el siglo XX había traído cambios que provocaban angustias más reales: la inseguridad, la muerte violenta, las crisis económicas… Esa angustia quedará reflejada en los nuevos relatos.
Machen escribe obras en los que el terror aparece en un ambiente lleno de luz, en un campo apacible que esconde algo escondido desde el pasado más remoto. Blackwood también sitúa a viejos seres sobrenaturales atacando a los pobladores de una naturaleza salvaje. Estos cambios culminarían en H.P. Lovecraft.
Éste tuvo una infancia enfermiza y sobreprotegida en una familia orgullosa y dictatorial. Apenas jugaba con otros niños, y cuando lo hacía era para representas escenas imaginarias. Pronto se sintió atraído por la antigüedad y por obras como Las mil y una noches. Su interés por la antigüedad y su pensamiento racionalista le llevaron a interesarse por el siglo XVIII y a rechazar todo lo posterior, incluso la independencia de su país, los Estados Unidos, cuyo sistema de valores basado en los logros materiales le parecía pueril. Se decía que odiaba la luz del día y que sólo escribía por las noches.
Sin embargo, en 1921, Lovecraft amplió su círculo social para poder trabajar, lo que le permitió conocer a una serie de admiradores que más tarde pasarían a ser colaboradores, e incluso completarían alguna de sus obras tras su muerte en 1937.
Con ellos escribiría los relatos que forman Los mitos de Cthulhu. En ellos aparecen los viejos seres que dominaron el mundo antes de la existencia del hombre y esperan escondidos para volver a apoderarse de la tierra, apareciendo de vez en cuando, en zonas que parecen comunicar su mundo con el nuestro. Estas zonas no están limitadas a un lugar concreto, pero los relatos de Lovecraft se sitúan en pueblos ficticios de Nueva Inglaterra, en los que la influencia negativa de estos seres ha degenerado la salud mental de sus habitantes.
Muchas veces, la presencia de estos seres queda reflejada en mitos y tradiciones de antiguas razas, que hablan de ellos como dioses, en ruinas de civilizaciones olvidadas o de los indios que sobreviven en los bosques de Nueva Inglaterra, en viejas bibliotecas, y sobre todo en El Necronomicón, libro ficticio que explica la naturaleza de estos seres. Son los restos del pasado que los protagonistas seguirán hasta su encuentro con el horror.
Con Lovecraft y sus colaboradores (sobre todo August Derleth), el cuento de terror culmina su renovación y termina de desechar el miedo a los seres espirituales e idealizados para cambiarlos por otros más materiales , que acechan a los hombre e influyen en ellos para conseguir dominarlos o exterminarlos.
Algunas de las obras del círculo de Lovecraft están disponibles en la Biblioteca Pública Municipal:
  • La habitación cerrada y otros cuentos de terror.
  • El horror de Dunwich.
  • El caso de Charles Dexter.
  • En la cripta.
  • Los que vigilan desde el tiempo y otros relatos.
  • Los mitos de Cthulhu : narraciones de horror cósmico.
  • El rastro de Cthulhu.
  • La máscara de Cthulhu.

Comentarios

  1. La verdad que tiene mucha razon , pero bueno aca que todosd crean...

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  2. Primero felicitaros por vuestro trabajo y daros animo para que sigais adelante. Me gustaría saber si teneis algún libro con cuentos cortos de terror. Espero vuestra contestación.

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  3. Gracias por tu comentario.
    Tenemos varios libros como los que estas buscando, por ejemplo, Relatos de fantasmas de Steven Zorn o La habitación cerrada y otros cuentos de Lovecraft.

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