CIEN LIBROS PARA CONOCER CUENCA


El escritor y editor conquense José Luis Muñoz, miembro de la RACAl, selecciona y reseña 100 libros impresdindibles para conocer Cuenca:


7. POSTALES CONQUENSES (Basiliso Martínez Pérez)

Troitiño)

9.RELACIONES DE PUEBLOS DEL OBISPADO DE CUENCA (Edición de Julián Zarco Cuevas)


Criterios empleados para la selección:


Decir “cien” es una cifra convencional que tiene mucho de artificio rebuscado, como sucede de manera repetida en distintos sectores. Periódicamente se votan las cien mejores películas de la historia, se eligen las cien mujeres más elegantes o guapas o sofisticadas del mundo, nos apabullan con la lista de los cien hombres más ricos, se señalan con mejor o peor criterio los cien momentos culminantes de la humanidad o se invita (a los famosos, claro) a elegir los diez libros que se llevarían a una isla desierta. 

Por no recordar aquel libro antológico que nos acompañó en los inicios de nuestra andadura lectora, “Las mil mejores poesías de la lengua castellana”. 

Todo es convencional, claro. Podría ser otra cifra cualquiera o incluso ser una relación abierta, de más o menos, pero parece que la referencia a cien tiene un cierto atractivo, incluso con su componente ligeramente morboso: ¿dónde se acabará esa centena? 

Es un lugar común decir -a veces sin mucho conocimiento de causa- que en Cuenca se edita mucho. Es verdad, pero no es tanto, si buscamos parámetros comparativos. El repertorio bibliográfico conquense es muy abundante aunque, por desgracia, en ese amplio contenido no todo lo que existe es merecedor de ser valorado ni tenido en cuenta pues, por desgracia, encontramos en ocasiones aprendices de escritor que acuden a fuentes nada recomendables con las consecuencias imaginables, al enlazar un disparate con otro como en una ristra de chorizos.

El trabajo que sigue responde a un criterio absolutamente personal, el de quien lo firma y que por ello mismo asume, desde la primera línea, la responsabilidad inherente a los comentarios, sean censuras o elogios, que pueda recibir y que, con toda seguridad, responderán a criterios igualmente personales, desde luego respetables. 

He intentado desbrozar, entre la maraña de títulos publicados sobre Cuenca (ojo: “sobre”, no “de” conquenses, que es otra materia), aquellos cien que habiéndome sido provechosos a mí, pienso que lo serán también a cualquiera interesado en conocer las cosas de esta tierra. 

El catálogo abarca un amplio espectro: historia, arte, geografía, paisajes, viajes, literatura, miscelánea, temas locales, etc., es decir, aquellos libros que pueden aportar un nivel apreciable de conocimiento sobre la generalidad de la provincia o un sector específico de ella. 

No se han tenido en cuenta las biografías personales, los catálogos de exposiciones (salvo un par de excepciones que se comentarán en su momento) ni las obras de creación literaria, que merecen tratamiento diferenciado ni tampoco los folletos en forma de memorias, programas y demás.

Mención aparte merece el prolífico tema de las “historias” locales (y el recurso a las comillas avanza ya una cierta predisposición del autor), de las que están apareciendo docenas en los últimos años. 

En su mayor parte, son un modestísimo repertorio de costumbres, relación de nombres y apodos o acumulación de documentos sin orden ni concierto, sin que falten los de estructura poética (aunque con escasa poesía interior),  libros destinados a satisfacer el ego de los alcaldes de cada lugar y la pequeña vanidad de los vecinos citados en el texto. Es, desde luego, un esfuerzo y una inversión económica desperdiciados. Sólo unos pocos, muy pocos títulos, entre ellos, aportan alguna noticia de verdadero interés sobre los respectivos pueblos.

Eso explica, de otro lado, el abrumador predominio de títulos sobre la ciudad de Cuenca, que sí ha generado (aparte, por supuesto, su propia importancia intrínseca) un considerable número de títulos meritorios. 

Sería muy deseable que en el futuro quienes financian y promocionan este tipo de obras (Diputación y Ayuntamientos, de manera singular) mostraran alguna preocupación por seleccionar mejor la calidad de los productos pues, en contra de lo que pudiera parecer, no todo vale siempre.