CUENCA. EVOLUCIÓN Y CRISIS DE UNA VIEJA CIUDAD CASTELLANA

A continuación, la reseña de otro de los títulos de la sección "Cien libros para conocer Cuenca". Este es el correspondiente al número 8:


CUENCA. EVOLUCIÓN Y CRISIS DE UNA VIEJA CIUDAD CASTELLANA


Miguel Ángel Troitiño Vinuesa

Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo / Universidad Complutense de Madrid, 1984
754 páginas.

Sin ánimo de exagerar un ápice, este es el más valioso libro (por otra parte, casi el único) publicado en Cuenca o sobre Cuenca orientado a exponer, analizar, comentar y criticar desde una óptica científica la evolución del urbanismo en la ciudad, con un importante apartado relativo a las épocas históricas, pero centrado de manera especial en lo sucedido en tiempos contemporáneos.

Como todas las ciudades de naturaleza histórica, Cuenca ha sufrido un doble proceso: de un lado, el progresivo abandono del casco antiguo, sobre todo a partir del momento en que desaparecen las circunstancias bélicas que requerían una protección en el interior de las murallas a lo que se une la apresurada evolución de nuevos requerimientos modernos (calefacción, agua corriente y caliente, ascensores, ¡el tráfico, con sus necesidades de aparcamientos!); de otra parte, la ausencia de criterios realmente objetivos, basados en hechos reales, suficientes para planificar el desarrollo urbanístico con una perspectiva de mucho tiempo.

Si la primera parte del proceso aparece recogida en numerosos trabajos, la segunda era un territorio casi inexplorado cuando Miguel Ángel Troitiño decidió dedicarle el tema de su tesis doctoral. Nacido en El Arenal (Ávila) en 1947, hizo el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, a la que posteriormente continuó vinculado en el sector docente, como profesor de Geografía Humana, especializándose en el conocimiento sistemático del espacio geográfico como elemento susceptible de proporcionar una ordenación y utilización del territorio al servicio de la sociedad. Vinculado familiarmente a Cuenca, a la ciudad dedicó sus trabajos encaminados a elaborar la tesis doctoral, contando básicamente como apoyo científico con la riquísima documentación que sobre la materia ofrece el Archivo Municipal de Cuenca.
El resultado es este voluminoso trabajo, con el que, además, obtuvo el Premio “Ciudad de Cuenca” de Investigación Histórica del año 1980 (aprovechemos para incluir aquí el conveniente lamento por la pérdida de aquella extraordinaria iniciativa cultural propiciada por el Ayuntamiento conquense). El libro ofrece, en su primera parte, un exhaustivo análisis de la realidad social, económica y demográfica de Cuenca en los últimos siglos, básicamente a partir de los intentos regeneracionistas del XVII, analizando con sumo detalle y exuberancia documental la infraestructura del suelo urbano, sus propietarios, los bienes de producción industrial, la propiedad comercial y la abundancia de terreno ocupado por instituciones eclesiásticas, completado ese análisis con el del componente demográfico en sus diversos aspectos para llegar al objetivo central y básico del estudio: cómo estaba organizado el suelo urbano, las características generales del plano y la distribución en espacios y barrios.
El núcleo básico del libro (y, en definitiva, del trabajo que le sirve de soporte, la tesis doctoral) arranca de los procesos de cambio surgidos a lo largo del siglo XIX, cuando se abandona ya de manera irreversible el núcleo tradicional de la ciudad antigua y comienza la expansión por la parte baja, la llanura, más allá del límite impuesto hasta entonces por los ríos. Es en ese ámbito, y su prolongación en el siglo XX, hasta llegar a los momentos que, en su redacción eran actuales, donde el trabajo de Miguel Ángel Troitiño alcanza su más amplia dimensión y su más valioso contenido, al trazar con una lucidez científica a la vez que de profundo calado divulgativo, el estudio detallado de lo que había sucedido en Cuenca, las imprevisiones del poder gobernante, carente de una auténtica perspectiva de futuro para la ciudad (como, desgraciadamente, sigue ocurriendo todavía hoy), los condicionamientos derivados de las diversas fuerzas económicas y estamentales en colisión, la incapacidad de las nuevas industrias para sustituir a la actividad tradicional anterior y en consecuencia el estancamiento económico de una ciudad condenada al letargo productivo y, en fin, las carencias de todo tipo, sanitarias, educativas y de otros órdenes que van lastrando el siempre deseado desarrollo de Cuenca.
Pues este es un libro en que, con el pretexto inicial de aportar un estudio geográfico y urbanístico, trasciende esos límites originales para convertirse en un destacado análisis de la compleja realidad de Cuenca y al que solo se le debe reprochar (y no es culpa suya, naturalmente) haberse parado en los años 80 del siglo XX, dejando pendiente para un estudio posterior, hasta ahora no realizado por nadie, lo que ha sucedido en estas últimas cuatro décadas y que, desde luego, no han servido para mejorar sustancialmente la situación anterior.

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