El autor Víctor del Ärbol se supera a sí mismo en su última novela, Antes de los años terribles, publicada el día 7 de
este mes.
Inspirada en la historia real de un niño soldado, apela a la compasión y la piedad, para empatizar con los personajes sin caer en los tópicos. A pesar de su crudeza es sutil; a pesar de dejar expuesto que existe la maldad y que está muy presente entre nosotros, lo hace a través del lirismo; la prosa de Víctor del Árbol tiene verdad y sensibilidad. Parece contarnos que la vida es para los valientes, pero demostrando una profundísima consideración para las víctimas.
Cuenta la historia de un niño
soldado de África. El protagonista es Isaías, un
ugandés que vive en Barcelona, reparando bicicletas, y tiene una relación con
una chica española. Un día aparece en su taller un antiguo conocido que está
participando en el proceso de reconciliación nacional en Uganda y le invita a
participar contando su historia. La historia es que entre el 92 y el 95 formó
parte de una guerrilla. Isaías no quiere recordar esa parte de su vida, se
niega pero finalmente cede.
Por tanto, comienza hablando de la memoria, de la reconciliación...
Un tema complicado, ya que la reconciliación exige un equilibro entre el perdón y la justicia. Isaías quiere olvidar, pero no ha cerrado ese
pasado y decide regresar para afrontarlo. Principalmente porque necesita
terminar una etapa de su vida, poner fin a aquellos que le destrozaron su vida,
ya que le secuestraron con 12 años para integrarlo en las filas de la LRA (Ejército
de Resistencia del Señor).
La novela se va desarrollando
en dos planos temporales: el presente de Isaías (año 2016
cuando regresa a Uganda) y ese pasado, que va recordando; se van intercalando estas dos historias, alternando los capítulos.
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Víctor del Árbol. Foto de Europa Press |
El tema es original ya que África no
es un escenario frecuente en la novela actual.
Sin embargo, África siempre ha estado en el imaginario
de Víctor del Árbol, de hecho para él es un referente El corazón de las
tinieblas. Es una novela que se acerca al horror a través de las
profundidades más oscuras del alma humana.
Aunque no lo diga expresamente, hay
una denuncia en la novela, un clamoroso silencio y pasividad de la comunidad internacional. Según la ONU, hay 300.000 niños soldados en el mundo. Joseph Kony, que aparece en la novela, es el creador del LRA, salió en la revista Time en el 2012 por primera vez, y era el criminal de guerra más buscado desde el año 2005, responsable de la captura de miles de niños para adoctrinarlos y convertirlos en su ejército. El presidente de EEUU, Obama
mandó un ejército en el año 2015 a Uganda para atraparle, sin conseguirlo.
Víctor del Árbol es un autor
tremendamente personal, tiene un estilo propio que del que deja su impronta en todas sus novelas.
Aunque en la novela hay acción, misterio,
“thriller”, es un autor muy profundo, muy introspectivo, que siempre escarba en
la profundidad del ser humano, en los orígenes y las causas de sus acciones. Además utiliza un lenguaje muy
poético, lleno de figuras, de metáforas que contrasta con la crudeza con la que
cuenta las situaciones. Aquí resuelve de manera magistral un
problema complicado: cómo contar la violencia sin que llegue a ser excesiva,
sin que la novela sea una carnicería; pero contar la verdad, para conectar con
el lector. Con los miles de matices, de grises, que hay en cada personaje.
Consigue una total identificación
con el personaje de Isaías, a pesar de que ha hecho cosas terribles. Es una figura compleja, estos niños
son víctimas pero también se han convertido en asesinos. De hecho, algunos han
sido juzgados y condenados a cadena perpetua por sus actos, pero si pensamos en
que han sido secuestrados con 9, 10 años, a los que se les roba la infancia. En ocasiones se comporta como un
héroe, y en ocasiones como un superviviente (uno sobrevive como puede y a costa
de lo que sea)
Pero no es solo la historia de
Isaías, sino que es varias historias a la vez, todas las historias de de todos
los niños soldado. Son personas que no han conseguido
reconducir su vida, y los que sí, sienten que su vida es una impostura, un
sentimiento de culpa. Cada uno de los niños secuestrados en la novela reacciona
de otra manera. Hay que entender también que son niños capturados de pequeños,
que no tienen otro referente que sus captores. Pero principalmente son
supervivientes. Su situación no se puede juzgar desde fuera, en eso también lo
explica la novela, no se puede saber qué haría uno hasta que no se ve en esa
situación extrema, que lleva a las personas al límite físico y mental.
Y también están muy bien descritos
los “malos”.
A pesar de que Joseph Kony es
fundamental en la trama no está muy presente como personaje. Sí, hay otros
personajes con protagonismo, los jefes de la guerrilla. Psicópatas totalmente
integrados en la vida de la guerra, manipuladores, crueles, que viven en una
realidad paralela, en la que solo existe la violencia. Pero Víctor del Árbol los
disecciona, entra en su cabeza y muestra sus recovecos mentales.
También tiene mucho de thriller de
acción trepidante. Hay suspense y tensión pero conviven
con una reflexión existencial, sobre el destino, la tragedia, la culpa, el
pasado, la memoria, la muerte, el dolor...
Dice Víctor del Árbol que con esta
novela ha vuelto a creer “que la literatura puede cambiar algo". Nos muestra la otra cara de los
emigrantes: los que han venido para quedarse y que se encuentran en un limbo:
siempre son vistos como el otro, el diferente, pero ya no pueden volver al
sitio del que proceden.
Antes de los años terribles nos habla, en que ante el horror de la guerra, queda
el refugio del pasado feliz de la infancia, y una breve esperanza en el futuro.
La infancia, ese paraíso añorado en la casa, con la familia, sin
preocupaciones, en la escuela... al que vuelve para no enloquecer.
La pelea de el personaje de Isaías es
titánica, pero siempre hay un fondo de lucidez y de fuerza interior para no
rendirse. Es un luchador que se ha
repuesto de historias tremendas, como la de tantos otros emigrantes que llegan
a Europa después de lo que han pasado.
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